Historia de la Cofradía de Pescadores
La Sociedad de Sant Pere La Sociedad de Sant Pere es el primer bastión de tipo económico que sobresale en la Cala, tras su independencia (diciembre de 1891) como entidad gestora y administrativa de distribución del pescado capturado, básicamente en la pesca de arrastre en pareja.
La Sociedad de Sant Pere tiene todas las características de una sociedad gremial, de carácter privado, que normalmente eran controladas por una clase social privilegiada, que era la que tenía cierto poder económico y que administraba los sectores de la economía española, que entonces, en una sociedad no industrializada, se basaba en las materias primas (agricultura, ganadería y pesca).
La pluralización de los ideales políticos y la misma fuerza de las clases populares fue la que acabó con los gremios, pues las personas que estaban al frente de estas sociedades crearon lo que se llamaba "caciquismo" e incluso llegaban a controlar los votos en el entonces restringido censo electoral.
Así, localizado su nacimiento, su ubicación era la de la antigua Cofradía de Pescadores. La persona responsable de la Administración de la Lonja era el llamado Mosquellut, procedente de Castellón, y cuya familia reside hoy en Vinaròs. Mosquellut era la persona encargada de administrar tanto los cobros de los arrieros como el pago de las barcas, y él, como parte administradora, se quedaba con un 1% del capital movilizado.
En torno a esta sociedad de carácter privado, se creó entre los pescadores una organización que tenía cierto paralelismo con la misma sociedad, pero de hecho, no tenía nada que ver, porque el colectivo de barcas, como elemento básico de propulsión de la economía del pueblo, tenía unas necesidades intrínsecas que debían surgir del mismo colectivo, y que necesitaba de un proceso común de manutención, y que demandaba una cierta organización, para que a la vez se cumplieran las normas mínimas para el buen funcionamiento del mismo colectivo, como por ejemplo el dragado del puerto del Estany, por el cual las barcas dejaban 12 pesetas cada semana, pues el puerto se dragaba todos los años en la desarmada para la veda, a partir del mes de mayo. Por ejemplo, el control de las infracciones por el incumplimiento de la normativa impuesta, o bien, de las infracciones en caso de colisión entre dos barcas.
Una junta de pescadores, normalmente patrones y armadores, era la encargada de esta tarea, y que tuvo como primer presidente a Batista Garcia y Gallart.
Batista García y Gallart tiene una relevancia en el pueblo tan significativa por ser en su tiempo (1890 en adelante), el armador principal del pueblo de la Cala. Propietario de dos parejas a vela; construyó para sus marineros un bloque de casas, que aún son habitadas, conocidas ahora (como las casitas de Ximo) un descendiente de él.
Es posiblemente el hombre impulsor de la sociedad de Sant Pere a nivel organizativo. Hombre serio y preocupado por toda la problemática del mar.
La forma electiva de presidente de la sociedad de Sant Pere se basaba en las votaciones a mano alzada, lo que conllevaba el fenómeno del número de presidentes en un corto período de tiempo, pues en cada acción que no era grata a la mayor parte de los patrones, era automáticamente cesado y se nombraba a otro.
El Pósito de Pescadores El Pósito de Pescadores fue fundado en el año 1923 y a su inauguración asistió Alfredo Salaregui, que era capitán de Fragata. Salaregui, era uno de los fundadores de los pósitos de pescadores en toda España. Josep Farnós i Llorca desempeñó el cargo de presidente en su fundación y Reinaldo las funciones de secretario.
Alrededor de los años 1930, la tecnología nos aporta un elemento nuevo que más tarde convulsionará todo el estatus pesquero de la zona: la aparición del motor de explosión, que por otra parte, viene a ampliar las tareas administrativas tanto del pósito como de la sociedad de Sant Pere, y el suministro de carburante. Las parejas de bou automáticamente, perdieron su hegemonía y se pasó a la “muleta” de tipo mixto, que sin perder el velamen, al mismo tiempo, iban adquiriendo pequeños motores que debido a la restricción de carburante solo utilizaban de vez en cuando, cuando más lo requería la situación.
Comenzada la guerra, justo el primer 18 de julio de 1936, las dos entidades se unifican en el Pósito de Pescadores. Esta unión duró 8 días, después militarizada, cambió su nombre y pasó a llamarse Cooperativa e Industria Pesquera C.N.T., U.G.T. Aunque militarizada, continuaba teniendo su presidente. Esta cooperativa pasó a controlar toda la venta del pescado y la administración tanto, en el cobro a las barcas, de las que se quedaba el 2% del importe pagado, como en el control de combustible y su suministro. Terminada la guerra, casi todos los empleados huyen a Francia. De todos los acontecimientos posteriores ya tenemos una constancia escrita.
El día 13 de agosto de 1939 pasa a establecerse de una manera formal la composición del Pósito de Pescadores.
El Puerto y las Tempestades Las barcas atracaban en el muelle natural del Estany, pero necesariamente atracaban en el muelle para vender el pescado. Urgía que el pueblo disfrutara de un puerto que pudiera albergar la cada vez más ampliada flota pesquera. El Muelle fue construido alrededor del año 1903 y se iluminaba con tea. El primer tramo de la punta que salió de la playa de l’Alguer, se construyó alrededor del año 1929. Pero es el año 1942 el día 18 de enero, cuando el pósito firmó un contrato privado con una sociedad constructora “Pujades i Jorba” para construir un puerto. Tenemos que remontarnos al año 1969 para volver a ver obras en torno a nuestro roquero, y toda la alga de enfrente de la nevera de García, en la Cova Gran, se convertían en una preciosa escollera, que avanza comiéndose el mar como una lengua ávida de tener a su lado las barcas para albergarlas del Minjor: era la “Contrapunta”.
La posterior ampliación del puerto es relativamente moderna, prolongando la punta del muelle y trazando una paralela a la misma escollera de la “contrapunta”, saliendo esta de la punta de levante de la Cala Pepo.
Evolución Durante la primera mitad del s. XIX la industria pesquera se manifestó como el elemento fundamental de subsistencia de las escasas familias que ocupaban nuestra pequeña cala.
A lo largo de estos primeros cincuenta años no fue posible lograr el desarrollo del sector pesquero, a pesar de ser las perspectivas magníficas, ya que desde el asentamiento del primer contingente humano en nuestro barrio, hacia el último cuarto del s. XVIII, hasta la mitad del siguiente, unas veces a causa de la coyuntura económica, otras a los hechos bélicos en que estaba inmerso nuestro país, se frenó la capacidad de transformar esta actividad pesquera de subsistencia en una comercial.
El impulso necesario para estimular este ámbito económico llegó bien entrada la segunda mitad del s. XIX, con la aparición de nuevos tipos de arte de pesca, con la inversión de capitales por parte de las casas más prósperas locales y de terratenientes comarcales; con la aparición del ferrocarril (1860-1870), que nos abría nuevos mercados y, hacia el fin de siglo, con lo que suponía la conversión del telégrafo del carril en servicio público, que afectó definitiva y decisivamente en las relaciones mercantiles al permitir informaciones sobre precios, con la consiguiente adaptación de la oferta y la demanda de los mercados.
Simultáneamente, a esta evolución del sector pesquero, se produjo el despertar de una fuerte conciencia de clase por parte de la marinería, que los impulsaría a agremiarse.
Era necesario, por tanto, buscar una institución que cohesionara la totalidad de los marineros, que velara por sus necesidades, tanto de tipo personal como colectivas, y pusiera fin a los actos arbitrarios que tan frecuentemente se cometían.
Se iba a crear lo que históricamente recibió el nombre de Sociedad de Pescadores de Sant Pere. De este hermanamiento en cofradía, no sabemos la fecha precisa de su constitución.
En cuanto a la organización de la sociedad, sabemos realmente poco; consta, sin embargo, que estaba articulada en dos niveles. Por un lado, existía lo que se llamaba la “Junta de la Marinería” de la cual conocemos la composición del año 1882, integrada por 45 asociados, que representaban toda la matrícula local, sabemos que de esta surgía una “Junta Local de Pesca”, que estaría formada por el presidente de la sociedad y seis vocales representantes de los diversos artes de pesca y de los exportadores de pescado. De esta, tenemos constancia de la de 1907.
Si bien es cierto que en un principio la sociedad presentaba augurios de prosperidad y progreso y un clima de buena convivencia, pronto surgirían los problemas, que se traducirían en una polarización de las actitudes de los miembros del gremio respecto a qué era la entidad y cómo debía funcionar.
Este comportamiento antagónico creado en el seno del gremio, ayudado por las presiones políticas de toda índole, motivó que hacia el final del siglo pasado nuestro pueblo viviera jornadas de gran tensión, que culminarían en la clausura temporal del “Pes”.
Aunque la conflictividad iba en aumento, tendríamos que esperar hasta el año 1923 para asistir a la crisis total de la Sociedad de Pescadores de Sant Pere. Un sector de socios, que a nivel local eran considerados de izquierdas, constituyeron el Pósito de Pescadores, entidad que nacía como una asociación de pescadores que perseguían la completa redención de dicha clase social, fomentando la cultura entre sus asociados y explotando, sin la ayuda de intermediarios, la industria pesquera.
A pesar de que los marineros se afiliaban a una u otra entidad, no lo hacían en muchos casos impulsados por motivos ideológicos, ya que, como es público y notorio, muchas personas se encontraban dependientes económicamente de tal o cual personaje del pueblo, que necesariamente los vinculaba a una de las dos sociedades.
El tiempo pasaba y las dos sociedades, con sus rivalidades, se abocaban inexorablemente hacia una de las épocas más interesantes, pero también más dramáticas de nuestra historia reciente: la Segunda República Española (1931-1939).
Iniciada la guerra civil (1936), el Pósito ejerció la dirección total del sector pesquero, que al poco tiempo pasaría a manos de un movimiento surgido en el seno de la entidad y dirigido por el sindicato anarquista C.N.T. y por el socialista U.G.T., que daría lugar a la creación del Sindicato de la Industria Pesquera C.N.T.-U.G.T.
Una vez finalizada la lucha fratricida que golpeó el país durante el trienio 1936-1939, España necesitó la instauración de organismos que restablecieran la actividad en los diversos sectores de la producción.
En el panorama concreto de l’Ametlla, no fue posible, lógicamente, la supervivencia de las instituciones gremiales que coexistieron anteriormente.
El Pósito de Pescadores y la Sociedad de Pescadores de Sant Pere quedaron sumidos en una cadenciosa sonsonía histórica de la cual no volverían a despertar. Pero como en el sector pesquero local no podía permanecer desatendido, se formó una comisión interina, creada por el delegado nacional de pesca (24/01/1939), once días después de que las tropas del ejército del general Franco entraran en l’Ametlla, que tendría como objetivo prioritario estructurar lo que debía ser la nueva sociedad pesquera: La Cofradía de Pescadores.